«En Yerba, el aire es tan dulce que impide morir», decía el gran novelista francés Gustave Flaubert. Asi fue como la bonita isla tunecina cogió el apodo de “Djerba, la Dulce”.

Situada al sureste de Túnez y del golfo de Gabès, para los que no la conocen todavía les contaré que Djerba (o Yerba) es una isla de aproximadamente 500 km² considerada la isla más grande de la costa del norte de África.

Allí no solo se encuentran playas de arena blanca, un mar turquesa y sol todo el año. Djerba también permite sumergirse en un sinfín de vestigios históricos que permiten revivir el pasado de esta isla que fue conquistada en numerosas ocasiones: Djerba fue púnica, romana, vándala, bizantina, fatimí, hafsí, turca, usinita … y luego francesa antes de ser independiente en 2011.

Sin lugar a duda, Djerba ha sabido capturar lo mejor de cada una de las civilizaciones que ha conocido para convertirse en una joya del Mediterráneo.

Aparte de adentrarse en su historia, es fundamental partir a la descubierta de sus pueblos y conocer a sus habitantes. Son maestros en el arte del tejido, la alfarería, la pesca, pero cabe destacar que la verdadera especialidad de la isla es un tinte purpura extraído del murex, un bonito caracol de mar.

¡La sustancia colorante es la misma secreción mucosa de la glándula del caracol!  Conocido como azul real o púrpura jacinto, en el pasado fue símbolo de poder y prestigio, ya que el famoso color púrpura se usaba tradicionalmente para las túnicas reales e imperiales. La producción del tinte fue una de las principales fuentes de riqueza de los antiguos fenicios, y de los imperios cartagineses y romanos. La tradición y el secreto de su confección es todavía uno de los secretos mejor guardados de Djerba.

Desde su puerto pesquero hasta sus mercados artesanales, desde su sinagoga El-Ghriba hasta su fortaleza española del siglo XVI Borj el-Kebir, desde sus restaurantes de cocina tunecina hasta su espléndida costa ¡Los atractivos de Djerba son infinitos!

Cinco cosas imprescindibles que hacer en Djerba

1. Recorrer el museo del patrimonio tradicional de Djerba, que exhibe escenas de la vida de los Yerbenses, sus tradiciones, así como su destreza y saber hacer agrícola.

2. Comprar cerámica típica en el pueblo de Guellala, sin lugar a duda el mejor lugar para llevarse un souvenir de la isla. Las piezas son de fabricación local, realizadas directamente en la alfarería. Además de resultar mucho más económicas que las piezas importadas de la capital, ayudamos a desarrollar el negocio del artesano.

3. Visitar la sinagoga de Ghriba, la más antigua del mundo, que data del final del Templo de Salomón. En Djerba vive en la última comunidad judía del norte de África, en este pequeño pueblo conviven judíos y musulmanes en perfecta armonía, tolerancia y respeto.

4. Realizar una excursión por el Parque de Cocodrilos. Este enorme parque es realmente muy impresionante, permite sumergirse en un imponente oasis que alberga más de 400 cocodrilos del Nilo que deambulan perezosamente por el agua.

5. Descubrir el fuerte de Djerba «Bordj Ghazi Moustafa», cerca del puerto pesquero de Houmt Souk. Desde su torre, el fuerte ofrece una magnífica vista al infinito mar y al puerto pesquero. Construido en 1432 y luego restaurado varias vece, sirvió durante las conquistas árabes y luego fue ocupado por el ejército francés durante la colonización.

¿Y qué decir de la gastronomía Yerbense?

Es exquisita… los deliciosos fricassées, los mlaouis, el cuscús con pescado, y la especialidad local, el arroz Yerbense … son regalo para el paladar. Sin olvidarnos de las decenas de especias picantes que encontramos por cada uno de los zocos y del té de menta que acompaña cada uno de sus deliciosos pasteles árabes.

Djerba entre tierra y mar, es un pedacito de paraíso.

María Sánchez – Grela 

Directora