No hay mejor época del año para visitar la costa sur de Francia que finales de mayo. El tiempo no podría ser más perfecto y es un periodo repleto de acontecimientos en las ciudades costeras. Desde el Gran Premio de Mónaco hasta el Festival de Cine de Cannes, no faltó ni sol, ni diversión.

Alojarse en el sur de Francia en una época del año tan ajetreada puede resultar caro, pero, por suerte, hay hermosas ciudades menos frecuentadas por los turistas donde puedes disfrutar de una estancia más asequible, sin dejar de estar cerca de la acción. Nosotros nos alojamos en el encantador pueblo medieval de Cagnes sur Mer, en un Airbnb, que nos costó entre 74 y 340 euros por noche. Desde allí, pudimos utilizar fácilmente el transporte público para llegar a cada uno de nuestros destinos.

Día 1: Inmersión en el arte y la historia de Cagnes sur Mer
A mi llegada a Cagnes sur Mer, me instalé en el encantador barrio de Haut de Cagnes. Su encanto medieval me cautivó al instante, ofreciéndome una visión de la rica historia de la ciudad. Comencé mi recorrido en el Musée Renoir, un paraíso para los entusiastas del arte, que exhibe las obras del célebre pintor Pierre-Auguste Renoir. La colección del museo ofrecía una visión profunda de la vida y el legado artístico de Renoir, dejándome inspirada e intrigada.

Día 2: Explorar Niza

Explorar la vibrante ciudad de Niza fue una experiencia inolvidable. Desde pasear por la animada avenida Jean Médecin y curiosear por el mercado de Antigüedades y Coleccionismo hasta sumergirme en las maravillas artísticas del Museo Matisse, cada momento estuvo lleno de descubrimientos. Tras recorrer la ciudad, paseamos por el emblemático Promenade des Anglais y contemplamos las cautivadoras vistas del mar Mediterráneo. Pero la parada más sorprendente del día fue el Monastère de Cimiez y su hermoso jardín. Desde las rosaledas se divisa lo que, en mi opinión, es la vista más bonita de Niza. Por último, visitamos la Cathédrale Sainte-Réparate y el Museo Marc Chagall, que nos permitieron conocer la rica historia y el patrimonio artístico de la ciudad.

Día 3: Villefranche-sur-Mer 

Enclavada en la Costa Azul, Villefranche-sur-Mer ofrece una deliciosa escapada al glamuroso pasado. Para nosotros, alquilar un coche durante un par de días fue la mejor manera de explorar los pueblos más alejados. Comenzamos nuestra aventura en la Villa Ephrussi de Rothschild, uno de mis destinos favoritos del viaje. La belleza de la casa habla por sí sola y los jardines, meticulosamente cuidados, están llenos de coloridas flores, fuentes y follaje de todo el mundo. A continuación, ascendimos por los sinuosos senderos hasta Èze, un encantador pueblo situado en lo alto de una colina. Aquí se encuentra el cautivador Le Jardin Exotique, un paraíso botánico con plantas exóticas y unas impresionantes vistas panorámicas del mar Mediterráneo. Llevé calzado cómodo para caminar porque la subida hasta la cima es un poco larga, pero merece la pena. Villefranche-sur-Mer promete una fusión de maravillas arquitectónicas, belleza natural y rica historia: una experiencia verdaderamente inolvidable en la Costa Azul.

Día 4: Saint-Paul de Vence

Subimos de nuevo al coche y nos dirigimos al pintoresco pueblo de Saint-Paul de Vence, un paraíso de arte, historia y encanto innegable. En esta ciudad medieval, puedes encontrar tesoros ocultos en cada esquina mientras paseas por sus encantadoras calles empedradas. Exploramos la vibrante escena artística con numerosas galerías que han hecho famoso al pueblo. Pero, para mí, las vistas de la campiña circundante fueron lo que hizo que el viaje mereciera la pena.

Día 5: Mónaco 

Mónaco es una visita obligada en el sur de Francia. Tras un breve y hermoso viaje en tren por el agua desde Niza, llegamos al deslumbrante principado y nos transportamos a un mundo de lujo. Empezamos visitando la Catedral de Nuestra Señora Inmaculada, una obra maestra de la arquitectura donde se encuentran las tumbas de los nombres más notables de Mónaco, incluida la Princesa Grace Kelly. Si, como yo, eres aficionado a la Fórmula 1, tendrás la suerte de ver el famoso circuito del Gran Premio de Mónaco. En mayo, se puede sentir la emoción cuando gente de todo el mundo se reúne con sus coches de lujo en el legendario Casino de Montecarlo.  

​​Día 6: Cannes

Para los cinéfilos, visitar el Festival de Cannes es un sueño hecho realidad. La ciudad se llena de famosos y glamour durante el mes de mayo. Nos paseamos por la alfombra roja e incluso tuvimos la suerte de llevarnos un trozo de recuerdo. Después, paseamos por la Rue d’Antibes, una bulliciosa avenida repleta de elegantes boutiques y tiendas de lujo, hasta que tropezamos con un hotel repleto de fotógrafos. Nos sentamos en una cafetería cercana y vimos salir a las estrellas con vestidos deslumbrantes. Incluso vimos a Bella Hadid desde el balcón de su habitación. Fue una experiencia inolvidable. 

Día 7: Club de playa en Antibes

Nuestro último día fue uno de mis favoritos. Volvimos a Niza para comprar en el mercado de Cours Saleya por la mañana, donde encontramos deliciosos pasteles y frutas, así como preciosos ramos de flores. Volvimos a Cagnes-sur-Mer para reunirnos con un vecino que conocimos en un pequeño restaurante local y que nos recomendó visitar el Beach Club Plage Keller. Por esta razón, no puedo recomendar más la estancia en Cagnes-sur-Mer. Nos hizo una reserva en el restaurante Le César y nos prestó su coche para nuestro día de playa. Las aguas cristalinas y la deliciosa comida en la playa hablan por sí solas. No puedes perderte una visita a este lugar tan especial. 

Mi viaje al sur de Francia resultó ser el momento perfecto para visitarlo. Desde las encantadoras calles medievales de Cagnes-sur-Mer hasta la vibrante ciudad de Niza, pasando por el glamuroso encanto de Mónaco, el refugio artístico de Saint-Paul de Vence y la cautivadora atmósfera de Cannes, cada destino ofrecía su propio encanto y experiencias inolvidables.

Emma Foy

Digital Marketing