Una buena idea. Parte II.

Una buena idea. Parte II.

 

(Continúa desde Una buena idea. Parte I.)

Además de las film commissions, hay países que deciden ir un paso más allá y poner toda la carne en el asador. Muchas oficinas de turismo se asocian con productoras y distribuidoras para asistir en diferentes campañas. Esta empresa en la que os encontráis, en representación de VisitBritain, organizó en 2001 un gran evento para promocionar Gran Bretaña gracias al estreno de la primera película de Harry Potter. Se destacó, en relación a la película, el potencial mágico y misterioso de las islas, y se trabajó en mapas y rutas turísticas inspiradas en el filme. Igualmente, en representación de VisitScotland, Interface Tourism Spain se alió con Disney Pixar en el 2012 para impulsar el estreno de Brave y hacer hincapié en los paisajes escoceses en los que estaba localizada, con una campaña que incluyó visitas personalizadas de un gaitero enfundado en el traje tradicional escocés a las redacciones de prensa y una proyección pensada para pelirrojos. La misma Jamaica se promociona hoy en día como hogar de nacimiento de James Bond y localización de muchos de sus rodajes.

En estudios realizados en el Reino Unido, 8 de cada 10 ciudadanos utilizan el cine a la hora de elegir un destino para sus vacaciones y 1 de cada 5 irá expresamente a visitar la localización de su película favorita, así que el asunto no es moco de pavo.

Pero, ah, llegamos aquí al quid de la cuestión. Para promocionar un destino como localización es necesario que a la productora le salga rentable ir a grabar a dicho destino. A Nueva Zelanda le vino de perlas que Peter Jackson fuese paisano de la zona, pero otros no lo tienen tan fácil. Y si no que se lo digan a Juan Antonio Bayona, que insistió en traer el rodaje de la producción hollywoodiense Guerra Mundial Z 2 a territorio patrio (cuando se suponía que iba a dirigirla él) y a quien la productora americana, con los (escasos) incentivos fiscales que ofrece España, dijo que no.

Los incentivos fiscales son los cimientos de toda la industria cinematográfica y de sus afluentes, el “tú me das 100 y yo te devuelvo algo“. En la península, a las producciones españolas se les devuelve entre un 18% y un 20%, y las extranjeras, un 15%. En Canarias, por ejemplo, el incentivo a las nacionales es de 38% a 40%, y a las internacionales de 35%. De ahí que los rodajes en Canarias estén en auge. Para establecer una comparativa, Francia tiene incentivos de entre un 36% y un 43% y países como Austria, Croacia, Alemania y Holanda están entre el 20% y el 30% por ciento. Aunque tenemos puntos a favor (variedad de paisajes, clima, calidad de técnicos audiovisuales…), económicamente nos queda mucho por recorrer.

A corto plazo, puede parecer que la riqueza se reduce al devolver gran parte de la inversión económica que una productora realiza en el país. A largo plazo, como se ha demostrado en el tiempo, el beneficio aumenta y se mantiene. El turismo cinematográfico es sólo el último eslabón de una cadena en la que se promociona un área determinada para conseguir su posicionamiento nacional o internacional. Sí, la industria audiovisual es la primera beneficiada, pero no la única.

Estados Unidos lleva más de un siglo haciendo de Hollywood una forma de comunicar su identidad y su forma de vida. La historia, los mitos y las leyendas del país tienen poco más de dos siglos, pero han sabido aprovecharlos hasta la saciedad. Y no hay mejor guía de la Gran Manzana que la serie de películas, series y programas que han paseado por sus calles.

Obviamente, no todo es de color de rosa. La cara B del turismo cinematográfico es la explotación de los destinos, y el mejor ejemplo (o al menos el más comentado) es el de la paradisiaca bahía de Maya en Tailandia, donde Leonardo DiCaprio y sus colegas iban a vivir la vida en La playa (2000). Hoy en día, el océano solitario en el que se bañaban no existe, y cientos de turistas se agolpan en la arena buscando un hueco para colocar la toalla. Algunos de los principales problemas creados por el turismo cinematográfico quedan patentes en este caso: destinos congestionados, explotados y superados por las circunstancias, masificación de un lugar y alta contaminación, abuso del medio ambiente e incluso aumento de la basura.

Pero, con una buena planificación y cuidado, un destino puede recibir un fuerte y cualitativo empujón gracias a una película, un impulso necesario para mejorar su economía y que esos beneficios recaigan sobre los ciudadanos.

Después de todo, ¿qué mejor publicidad hay en el mundo que Audrey Hepburn declarándole a Humphrey Bogart (sí, otra vez) en Sabrina: “París es siempre una buena idea”?

Por Claudia Lorenzo

@Mariclo1985

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