El enoturismo experiencial: el lenguaje del vino para las nuevas generaciones
El enoturismo experiencial: el lenguaje del vino para las nuevas generaciones
El enoturismo, que combina la pasión por el vino y los viajes, está experimentando una transformación clave en su enfoque hacia un público más joven. Tradicionalmente asociado con un target con mayor edad y un estilo de vida refinado, el enoturismo está rompiendo mitos y estereotipos, atrayendo a nuevas generaciones a las bodegas. Esta tendencia responde a un cambio en los hábitos de consumo y a la necesidad de la industria vitivinícola de conectar con un público más diverso y moderno.
El consumo de vino, históricamente vinculado a celebraciones formales o a cenas elegantes, enfrenta el reto de desmitificarse entre los jóvenes. Muchos perciben esta bebida como sofisticada y reservada para expertos, lo que ha alejado a generaciones más jóvenes, acostumbradas a opciones más informales como la cerveza o los cócteles. Según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV), el consumo global de vino ha disminuido entre los más jóvenes en los últimos años, lo que ha llevado a las bodegas a replantear sus estrategias.
Enoturismo experiencial para un público millennial y Generación Z
Para romper este mito, las bodegas han comenzado a desarrollar experiencias innovadoras y dinámicas que van más allá de la clásica cata de vinos. El enoturismo ya no es solo caminar entre viñedos y degustar vinos; ahora se trata de crear una experiencia completa que conecte con los intereses de las nuevas generaciones. Esto incluye actividades como festivales de música, yoga entre viñedos, cenas maridadas con chefs reconocidos, visitas a bodegas sostenibles, y catas de vinos naturales o biodinámicos, todos elementos que están en sintonía con los valores de los jóvenes.
Un ejemplo de buenas prácticas en este sentido es la bodega Marqués de Riscal en La Rioja, que no solo ofrece visitas guiadas, sino también un hotel de lujo diseñado por Frank Gehry y un spa de vinoterapia. Este tipo de oferta va más allá del vino y convierte la experiencia al completo.
Por otro lado, también han ganado terreno las catas interactivas y eventos híbridos, que combinan lo presencial con lo digital. Durante la pandemia, las bodegas comenzaron a ofrecer catas de vino virtuales, lo que permitió a muchos jóvenes experimentar el mundo del vino desde sus casas. Estas experiencias han perdurado y hoy en día siguen siendo otra de las formas por las que se acercan a nuevos consumidores.
Además, se están popularizando las catas sensoriales, donde se combinan la degustación de vinos con otros sentidos, como la música o el arte. La bodega Pago de Carraovejas, en Ribera del Duero, organiza catas maridadas con conciertos de música clásica o jazz, una oferta que busca conectar el arte del vino con otras formas de expresión artística.
WOW Porto, también conocido como World of Wine, es otro referente en la transformación del enoturismo y engloba todas estas tendencias en sus 55.000 metros cuadrados de proyecto innovador, cultural y enogastronómico. Ubicado en Vila Nova de Gaia, en la ribera del río Duero frente a la ciudad de Oporto, WOW es un complejo que ofrece una experiencia multidimensional, combinando la historia del vino de Oporto con exposiciones interactivas, museos temáticos, restaurantes de cocina tradicional y alta cocina con productos portugueses y una galardonada escuela de vino. Este destino logra atraer a un público joven y diverso gracias a su enfoque innovador y moderno, que integra tecnología y cultura con la tradición vinícola.
La sostenibilidad y el vino
La sostenibilidad es otro factor clave que está transformando el enoturismo. Las nuevas generaciones tienen una fuerte inclinación por los productos respetuosos con el medio ambiente, y las bodegas están respondiendo a esta demanda ofreciendo visitas que destacan prácticas ecológicas y sostenibles. El vino orgánico y las técnicas de cultivo biodinámico están ganando popularidad entre los jóvenes que valoran el impacto medioambiental de sus elecciones de consumo.
Por ejemplo, la bodega Torres, ubicada en Cataluña, ha sido pionera en la reducción de emisiones de CO2, utilizando energía solar y apostando por la agricultura ecológica. La bodega ofrece recorridos que destacan estas iniciativas, lo que no solo mejora la percepción de la marca, sino que también atrae a un público más consciente del impacto ambiental.
La era de las redes sociales también presente
Otro factor esencial para conectar con los jóvenes es el uso de redes sociales y marketing digital. Plataformas como Instagram y TikTok se han convertido en canales importantes para las bodegas que buscan atraer a un público más joven. A través de contenido visual atractivo, como tours virtuales, maridajes innovadores o colaboraciones con influencers del sector, las bodegas logran romper la barrera de la formalidad y acercan el vino a situaciones cotidianas.
La bodega Vivanco, también en La Rioja, ha implementado estrategias digitales efectivas, como contenido en Instagram donde desmitifican el vino a través de videos cortos sobre cómo combinar vinos con comidas informales, como pizzas o hamburguesas. Estas iniciativas conectan con los jóvenes, que valoran la autenticidad y la accesibilidad de las marcas.
Mediante la creación de experiencias únicas y adaptadas a los intereses de las nuevas generaciones, el sector está logrando que el vino sea percibido como una opción accesible y moderna. Desde experiencias sostenibles hasta el uso de plataformas digitales y catas interactivas, las bodegas están demostrando que el mundo del vino tiene mucho que ofrecer a todos los públicos, rompiendo mitos y estereotipos.
INÉS DE ARTACHO
PR ACCOUNT EXECUTIVE
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