Cuando me gradué de la Universidad de Siracusa en diciembre de 2022, buscaba un reto. Me había especializado en relaciones públicas y emprendimiento, por eso estudiar en el extranjero nunca fue una opción para mí. Cada semestre tenía que estudiar una serie de asignaturas que simplemente no se ofrecían en un programa de estudios en el extranjero. Al terminar la carrera, deseaba una aventura, la oportunidad de embarcarme en un viaje de autodescubrimiento. Este mismo impulso me llevó a Interface Tourism Spain, pero primero me condujo a Tailandia. 

De todos los bellos entornos que existen en el mundo, ninguno es tan diverso e impresionante como el de Tailandia. Su paisaje, su historia y la religión, es un equilibrio perfecto entre lo antiguo y lo nuevo, lo urbano y lo rural, lo relajado y lo acelerado. Desde la asombrosa ciudad de Bangkok hasta los parques naturales y bosques nubosos que se extienden por todo el país, Tailandia es un verdadero espectáculo para la vista.

Bangkok, la capital más divertida

La ciudad de Bangkok es enorme. Con más habitantes que Nueva York y una superficie aproximada de 1.565 kilómetros cuadrados, se podría vivir toda una vida en esta ciudad y no ir nunca dos veces al mismo sitio. Llena de altísimos rascacielos, hermosos parques e innumerables mercados y puestos callejeros, la ciudad tiene un encanto y una vitalidad difíciles de igualar. Las vías fluviales y los canales que dividen la ciudad ofrecen las mejores vistas y perspectivas de cómo es la vida en Bangkok. En esta ciudad, viajar en barcos de cola larga suele ser más eficaz que los taxis, y brindan la oportunidad de echar un vistazo a los barrios y la arquitectura local que se podrían pasar por alto fácilmente desde tierra. 

Visitar el Gran Palacio de Bangkok es imprescindible. Aunque la familia real ya no reside en sus extensos terrenos debido a un intento de asesinato, el palacio está considerado uno de los mayores fenómenos arquitectónicos y uno de los inmuebles más caros del mundo. Por todas partes se ven templos construidos en oro macizo, jardines impecablemente cuidados y esculturas antiguas. 

Los mercados que rodean Bangkok requieren y merecen un día propio dedicado a su exploración. El mercado flotante de Damnoen Saduak está a 110 km al oeste de Bangkok. A ambos lados de la carretera se extienden arrozales y granjas de sal. A medida que te acercas al mercado, considera la posibilidad de detenerte en una granja local por el camino para observar cómo los lugareños cosechan cocos para producir azúcar. Las vistas del lugar son hipnotizantes, las embarcaciones de madera en forma de canoa de diversas formas y tamaños son dignas de una postal del lugar. Puedes alquilar una pequeña embarcación que te transporta por el mercado para comprar productos locales. Aquí se venden sobre todo frutas, bebidas, ropa, pinturas y recuerdos, los vendedores locales se agarran a las barcas con la esperanza de vender sus productos.

Cuando terminé de recorrer el mercado flotante, di un breve paseo en scooter hasta el mercado ferroviario de Maeklong. Con más de 100 metros de longitud, los vendedores ambulantes y los escaparates están situados a menos de 1 metro de las vías del tren. De hecho, cuando el tren pasa una vez cada hora, los vendedores y propietarios de tiendas se apresuran a guardar sus mercancías y replegar sus toldos para evitar que el tren les pase por encima. Es curioso ya que la acera del mercado es literalmente la vía del tren. Lleno de los aromas más intensos, desde pescado crudo a café, pasando por chiles y frituras, el mercado ferroviario de Maeklong es un lugar de visita obligada.

La belleza de Chiang Mai

Chiang Mai es la segunda ciudad más grande de Tailandia después de Bangkok, sin embargo esta ciudad es significativamente más pequeña y de ritmo más lento. El templo Wat Phra That Doi Suthep es una visita obligada, marcada por un santuario de oro macizo que ofrece vistas panorámicas del valle de Chiang Mai al tiempo que posee un aura que parece provenir de un poder superior. 

A una hora y media de Chiang Mai se encuentra el Valle del Sueño del Elefante. Aunque ya no hay elefantes salvajes en la zona debido a la caza furtiva, muchos viven con tribus de granjeros locales, lo que les permite vagar libremente sin cestas, cadenas ni cabalgaduras. Caminé con estos hermosos animales por la selva, y les di de comer plátanos, también les bañé en el río que atraviesa esta zona de Tailandia. Ese día almorzamos contemplando el impresionante Valle del Sueño del Elefante antes de regresar a Chiang Mai. 

En esta zona visitamos el Parque Nacional de Doi Inthanon, el pico más alto de Tailandia, a 2.565 metros sobre el nivel del mar. Caminamos hasta la cima a través del bosque nuboso, que es aún más raro que un bosque lluvioso. Mientras descendimos, nos paramos en las Pagodas del Rey y la Reina, otra vista impresionante con arbustos y flores inmaculadamente recortados. De regreso a Chiang Mai, paramos en la aldea Karen de Mae Klang Luang, rodeada de hermosas terrazas de arroz y especializada en el cultivo de café arábica. A los lugareños les encanta mostrar a los turistas cómo cultivan su café, e incluso nos ofrecieron muestras gratuitas.

La naturaleza salvaje de Khao Sok

En la provincia tailandesa de Surat Thani se encuentra el Parque Nacional de Khao Sok, uno de los paisajes más bellos que he visto nunca. El parque rodea el lago Cheow Larn, de un precioso color turquesa espectacular. El parque y el lago albergan numerosos complejos turísticos flotantes a los que sólo se puede acceder en barcos que salen del embarcadero de la presa de Rachabrapa. Estos complejos descansan sobre la superficie del agua sin sujeción a tierra. El tamaño del lago es asombroso; parece más un océano que un lago. La exuberante, verde y antigua selva tropical que rodea el lago es el hogar de osos, leopardos y elefantes salvajes; sin embargo, estos animales residen en las profundidades de los bosques y rara vez son vistos por los visitantes. Se pueden ver los restos de las montañas que antaño engullía esta tierra, como demuestran los acantilados de piedra caliza que rodean la orilla del agua y se elevan a cientos de metros de altura. Esta tierra me recordó a Parque Jurásico, se rumorea que los acantilados de piedra caliza han permanecido en pie desde los dinosaurios.

Koh Samui, escenario de películas icónicas

Koh Samui es una isla tropical paradisíaca que se caracteriza por su hermoso clima y las playas vírgenes que rodean su costa. Sólo se puede acceder a ella en ferry o avión, aunque el aeropuerto de la isla es muy pequeño, por lo que los vuelos son poco frecuentes y caros. 

A un corto trayecto en barco desde Samui se encuentra el Parque Nacional Marino de Angthong. Repleto de peces y arrecifes de coral, está protegido medioambientalmente, comprende 42 islas de piedra caliza y ofrece actividades de submarinismo, snorkel y kayak de categoría mundial. De camino al parque, pasamos por el lago Esmeralda, un asombroso lago de agua salada sin salida al mar separado por acantilados de piedra caliza. De hecho, este lugar inspiró la película La Playa, protagonizada por Leonardo Dicaprio. Sin embargo, yo que soy más aventurero, subí los empinados escalones del acantilado para ver las vistas de todo el Parque Nacional. 

Después de unos días en las playas de Samui, decidimos dar un paseo en quad por la cima de la colina más alta de Samui. Atravesando una auténtica jungla y pasando junto a una cascada escondida, fue una forma muy chula de contemplar todo el paisaje insular de Samui. Acabamos nuestra aventura comiendo y tomando una copa junto al Buda que domina la bahía de Lamai. Tailandia es un país que ofrece una experiencia de viaje realmente única y diversa. Desde la bulliciosa ciudad de Bangkok hasta los tranquilos paisajes de Chiang Mai y la impresionante belleza del Parque Nacional de Khao Sok, tiene algo para cada tipo de viajero.

La riqueza cultural e histórica de Tailandia, combinada con sus maravillas naturales y sus vibrantes ciudades, la convierten en un destino que recomiendo a todos los viajeros que aún no han visitado este hermoso país.

Alexander Kim 

Digital Team