La pandemia no ha acabado, pero España y otros países europeos, además de otros destinos internacionales, se están preparando para aprovechar esta temporada de verano, que sentará las bases de la recuperación

Este verano será positivo, mejor que el pasado año, pero no llegaremos aún a las cifras de 2019. Se espera que haya mayor movilidad internacional, pero el turismo nacional seguirá dominando la demanda en los destinos españoles. La reactivación del turismo internacional es una buena señal para España también, porque permite recomponer la intermediación, para relanzar la actividad global de la industria turística española en mejores condiciones, especialmente pensando en los próximos años.

El 2021 nos coloca en el camino de la recuperación, que será más gradual de lo que a todos nos gustaría. Para que se consolide, es importante que se reactive la conectividad internacional, que la inmunización se generalice aún más, y que la percepción de seguridad respecto al turismo se estabilice; y las señales muestran que esto no se alcanzará hasta muy avanzado el 2022.

La vacunación y el pasaporte COVID: seguridad y certidumbre

Todas las señales, medidas, protocolos y gestos que ofrezcan certidumbre y seguridad son clave para que los viajeros se sientan cómodos con la idea de hacer turismo. El avance en la vacunación ofrece una doble garantía, por una parte, que los viajeros que se desplazan a un destino no suponen riesgos a la población local, y que el destino es seguro para los viajeros. Las vacunas se han convertido incluso en un reclamo promocional para los destinos, que están usando con habilidad la opción de vacunarse para atraer a viajeros de todo el mundo.

En cuanto al pasaporte COVID, los estándares son siempre positivos, pero es importante que sean lo más universales posible, y que éstos se tramiten con la agilidad suficiente para generar seguridad en la demanda precisamente ahora, cuando los viajeros están buscando alternativas y destinos para viajar.

La mejor estrategia: consistencia, seguridad y emoción

Desde la perspectiva de la competencia, los destinos ya no miran solo a su competitive set. Ahora mismo competimos con todos los países que reciban viajeros y que hayan hecho los deberes en materia de oferta, flexibilidad y seguridad, y que también hayan trabajado la diplomacia turística, que es un punto fundamental en estos momentos para desbloquear mercados emisores muy relevante para España. Grecia, Turquía, Italia, toda la costa mediterránea europea está tomando medidas muy claras y consistentes que tienen como objetivo estar preparados para capturar el mayor volumen posible de la demanda contenida, que se reactivará a la mínima señal de estabilidad.

El ritmo de demanda y reservas en los principales destinos españoles progresa a buen ritmo, por lo que se espera un verano ligeramente mejor que en 2020, pero no aún a los niveles prepandemia. Es cierto que la demanda contenida es relevante, especialmente en mercados emisores muy importantes para España como Reino Unido, Francia o Alemania, aunque las propias condiciones locales están demorando más sus reservas. Esta tendencia al «último minuto» hace que la demanda sea volátil, por eso es muy importante ofrecer certezas para activar la demanda a nuestro favor.

Por eso, la mejor estrategia de cara a la apertura tiene que ser la que empezó de cara al cierre de actividad porque la decisión de viajar es en parte racional pero sobre todo emocional y mientras las medidas adoptadas ahora son totalmente necesarias para poder viajar la imagen del destino que se ha trasmitido durante la pandemia es fundamental para querer viajar. La estrategia de Maldivas es un buen ejemplo: han conseguido posicionarse como un lugar seguro, contenido, alejado de los problemas de la pandemia controlando pero no cerrando accesos y ahora construyen sobre esta imagen positiva con medidas muy llamativas que quitan cualquier obstáculo racional para viajar, hasta el punto de ofrecer vacunas en destino para que puedan viajar personas que aún no han sido vacunadas en sus países de residencia.

Chris Pomeroy

CEO