La Navidad más larga del mundo en Puerto Rico

La Navidad más larga del mundo en Puerto Rico

Me pasa todos los años por estas fechas cuando los encendidos navideños y los turrones llegan de forma inesperada y precoz a las ciudades y me recuerdan que hay que empezar a organizarse para repartirse entre familia y amigos en las fechas señaladas.

Pronto vendrán casi tres semanas de celebraciones varias, comidas familiares excesivas y eternas, fiestas con amigos, reencuentros, villancicos, cenas de empresa…. Y llegamos a principios de enero exhaustos con la mala conciencia de haber comido demasiado y buscando un buen gimnasio para retomar el propósito que ya nos hicimos al final del verano de volver a la vida saludable.

Por eso me parece cuanto menos sorprendente que haya lugares en el mundo donde la gente esté dispuesta a seguir celebrando más allá de los Reyes Magos. Porque ese lugar existe, es Puerto Rico donde tienen lugar las navidades más largas del mundo. Durante más de cuarenta y cinco días las calles de su capital San Juan y de otras localidades de la isla se llenan de gente alegre, que ataviados con camisetas de tirantes y looks veraniegos bailan salsa y cantan villancicos bajo el sol del Caribe. Claro que ese sol y sus playas contribuyen mucho más a querer alargar la fiesta que el frío y la nieve del invierno europeo.

Con una marcada combinación de cultura y una influencia religiosa, gastronómica y musical, Puerto Rico empieza sus festejos a finales de noviembre con la celebración del Día de Acción de Gracias. Y es que no hay que olvidar que, independientemente de su carácter y localización en pleno Caribe, Puerto Rico es un estado asociado de Estados Unidos y por tanto sus habitantes celebran como el que más el día de «Thanksgiving». Tal día en 1621, llegaban a las costas del este de Estados Unidos los tripulantes del barco Mayflower que zarparon desde Inglaterra y que instauraban el día de acción de gracias como un agradecimiento a Dios por las cosechas que les permitieron sobrevivir al primer invierno en el Nuevo Mundo.

Los residentes de la «Isla del Encanto» consumen ese día el tradicional pavo, el plato común en todas las mesas de Estados Unidos en estas fechas. Sin embargo, los boricuas (como se conoce a los puertorriqueños), y debido a la herencia culinaria que llegó a la isla desde África y otros países vecinos del Caribe, acompañan el pavo en la mesa con diversos tipos de arroz, batatas y ensaladas, como la de papa, granos, coditos o verde.

Dicha festividad es el arranque de las celebraciones que se alargan en Puerto Rico desde finales de noviembre hasta Navidad para terminar con las fiestas de la Calle de San Sebastián, a finales del mes de enero.

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Fiestas de la calle San Sebastián en Puerto Rico

Tras la celebración del Día de Acción de Gracias, los puertorriqueños se preparan para la víspera y el propio día de Navidad, el 24 y 25 de diciembre y la fiesta de los Reyes Magos, el 5 de enero. Todas ellas son festividades cristianas que llegaron a Puerto Rico de la mano de los españoles en el siglo XV y se siguen celebrando con igual fervor, aunque con un poco más de fiesta y muchas celebraciones paganas en las que la música y la comida son las protagonistas.

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Porque si hay algo que distingue a las gentes de Puerto Rico es su apego a las tradiciones y a la música tradicional como las parrandas, las trullas o los aguinaldos, con un bonito origen que era regalar a los vecinos canciones a cambio de abrirle las puertas de tu casa e invitarle a compartir tu mesa.  Hoy las parrandas, están constituidas por un grupo de personas de edades diferentes entre los que se encuentran algunos músicos que hacen sonar sus guitarras, el cuatro puertorriqueño, el güiro y la clave (dos palitos de madera), y en algunas ocasiones panderos de plena y hasta instrumentos de viento, como el trombón y la trompeta. Y esas parrandas son las que llenan las coloridas calles del Viejo San Juan, cuando sus vecinos y visitantes salen a la calle y comparten villancicos, danzas y transmiten toda la alegría que cabe en sus almas (ayudados en algunos casos por la bebida nacional, la piña colada).

Si tienes la suerte de poder vivir unas Navidades en Puerto Rico aprovéchate de ese carácter abierto y acogedor del puertoriqueño y anímate a participar en alguna comida familiar donde el lechón con arroz de gandules o los pasteles de yuca y plátano serán casi seguro los protagonistas. Y si quieres huir del jolgorio de San Juan acércate a Guavate, un pequeño pueblo ubicado en las montañas centrales y que es conocido por sus lechoneras, restaurantes al aire libre especializadas en cocinar carne de cerdo asada a fuego lento.

Porque en Puerto Rico muchos son los pueblos que encuentran en las Navidades un buen motivo para celebrar. Así ocurre por ejemplo en Hatillo, una pequeña ciudad al noroeste de la isla donde cada año, el 28 de diciembre, tiene lugar el Festival de Máscaras que revive una antigua tradición que llegó desde las Islas Canarias.

Suma y sigue, los Reyes Magos también llegaron a Puerto Rico y la Epifanía se celebra con desfiles y cabalgatas, algunas de ellas multitudinarias como la que año tras año convoca en la pequeña localidad de Juana Díaz a más de 25.000 personas.

Y, mientras en otros países las fiestas navideñas se van diluyendo en pocos días o incluso desapareciendo, en Puerto Rico aún quedan energías para continuar celebrando con las tradicionales Fiestas de la Calle San Sebastián del Viejo San Juan, que atraen cada año a miles de personas entre locales y turistas el tercer fin de semana de enero. Este evento es una celebración de la cultura puertorriqueña con desfiles de cabezudos, pleneros y numerosos actos culturales como actuaciones musicales, quioscos de venta de comida típica y artesanías.

No cabe duda que en Puerto Rico saben como vivir la fiesta, así que si eres de los que piensa que las Navidades son demasiado cortas ya tienes la excusa perfecta para escaparte al Caribe este invierno.

Más información: www.discoverpuertorico.com

 

Ana Pérez

PR Account Manager

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